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 Introducción al Estado.

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Dracos
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MensajeTema: Introducción al Estado.   Introducción al Estado. EmptyJue Nov 19, 2009 10:00 pm

El Estado se ha sobrepuesto a la etapa feudal de guerra y miseria que nuestros padres aún recuerdan. La Sagrada Republica mantiene una férrea disciplina sobre el territorio bajo su soberanía con una seguridad forjada a través de los años y que durará mientras la Providencia lo disponga.

Las ciudades han crecido gracias al auge del comercio y de las etapas de paz. Resulta más sencillo traer mercancía de un extremo a otro del país cuando no tienes que preocuparte de acabar en medio de una batalla: Se buscaron treguas y días – incluso meses a veces – para pausar los conflictos y ayudar a proliferar a ferias y mercados.

La libertad urbana, y su creciente poder monetario a raíz de este comercio, comenzó a atraer a los más aventureros y con menos esperanza con su vida actual. A probar suerte, buscar fortuna, crear negocios con los que enriquecerse como los mercaderes que cada año triunfaban con las ferias; O simplemente a buscar una vida más fácil a pesar de coger sendas menos lícitas. La ciudad ofrece todas las oportunidades posibles, las mejores y las peores vidas.

A ello se suma el compromiso social del Estado, mucho más cercano y acentuado que el régimen feudal que propone la nobleza rural. El Estado, ahora poseedor de una fortuna nacional, un tesoro para el funcionamiento del país patrio, ha invertido parte de sus recaudaciones – que le vienen por impuestos urbanos y mercantiles – en un ejército profesional, poderoso, que ha subyugado a los nobles poniendo fin a sus vidas bélicas y conflictivas y encauzando así su potencial para ayudar a la nación, no destruirla por dentro con guerras civiles y actos vandálicos.

Es por ello que los hombres más insignes ya no viven en castillos, gobernando directamente sus tierras y ejercitándose a diario para poder defenderlas del vecino; Ahora se trasladan a las principales ciudades, allí donde el Estado tiene sus sedes, para estar cerca del poder y ser los más próximos a él o los primeros en recibir las noticias.

Las diferentes conjuras y conspiraciones, que siempre han existido, ahora quedan ocultas dentro de la misma corte, donde pasan desapercibidas al no traducirse en masacres y en ejércitos. La palabra, a través de la política, es superior a la fuerza.

Así mismo, alrededor de la corte prolifera todo un sinfín de funcionarios y comisarios, entidades e instituciones, que se encargan de transmitir y plasmar las directrices estatales y que en si suponen un nuevo grupo social hasta ahora inexistente. En si, cualquiera que se haya podido permitir aprender matemáticas y a escribir, puede convertirse en un funcionario y mejorar sus expectativas de vida sin importar su origen.

Otro importante avance social ha sido el sector del populacho que, con buena vista, se han enriquecido y con su dinero han podido comprar derechos al Estado y tras largos años de negociaciones con él han sido los verdaderos impulsores de la Sagrada Republica que hoy puede velar por la nación gracias al sustento de las ciudades y la paz. Es así por tanto que este sector burgués también ha querido tener una plasmación política, no sólo económica, de su poder. Es corriente, pues, ver a estos auténticos prohombres hacerse cargo – a través de consejos electos o perpetuando un derecho familiar – del gobierno provincial de las diferentes ciudades o verlos ocupar altos cargos estatales, e incluso formar parte de la misma República.

La sociedad civil, que sigue siendo prácticamente la misma con pocos cambios estamentales, sigue basándose en el mundo rural como fuente de la economía, y para la supervivencia básica; Los campesinos, que más o menos gozan mejores condiciones que en etapas anteriores, sustentan al resto de clases a las que hay que incluir la sociedad urbana ahora.

Los eclesiásticos se encargan del espíritu, la guía personal y de mantener los diferentes cultos que puedan existir dentro del Estado. La Iglesia recoge desde al más austero de sus miembros al obispo más opulento, fuertemente jerarquizados y ligados al Estado como uno de los principales elementos de unión y concordia.

Respecto a la etapa anterior, nos encontramos con dos inventos que han revolucionado el mundo militar y el de las ideas. La pólvora ya es un útil común y los cañones y arcabuces están ganando a las espadas y a las armaduras. Los viejos ideales de la caballería sufren cuando cualquier paleto puede derribar al más insigne hombre con un sencillo disparo.

Las ideas, en cambio, han sufrido un auge más positivo con la imprenta; Ya no sólo los monjes editan y publican sus libros, hasta ahora preciadísimos por su tremendo coste y esfuerzo. Cualquiera con una bolsa de monedas y tiempo libre para escribir la copia original, puede hacer varias tiradas de libros y repartirlos por doquier.
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